Respirar es vital para la salud, y tener una buena salud es indispensable para trabajar con ánimos y energía, pero ¿qué sucede cuando el aire que se respira en el ambiente laboral es un verdadero trabajo y reto para el cuerpo, que más allá de ayudar, afecta la salud? Las enfermedades respiratorias laborales, también conocidas como enfermedades pulmonares ocupacionales, son afecciones que se desarrollan como resultado de la exposición constante a agentes nocivos en el lugar de trabajo, tales como, polvos, humos, vapores, gases y/o productos químicos tóxicos.
Entre los sectores catalogados de alto riesgo están la construcción, la minería, la industria química, la agricultura, la textilería, entre otros, que pueden perjudicar gravemente la salud de los trabajadores y, en algunos casos, tener consecuencias a largo plazo.
Entre las enfermedades más comunes están:
Asbestosis: Es causada por la exposición al asbesto y se la asocia con el cáncer de pleura (mesotelioma maligno). Puede causar cicatrices en los pulmones y dificultad para respirar.
Neumoconiosis: Un término que engloba varias enfermedades pulmonares causadas por la inhalación de polvo, como la silicosis (polvo de sílice) y los carboxílicos (carbón).
Asma Ocupacional: Resulta de la exposición a alérgenos o irritantes en el lugar de trabajo, lo que provoca síntomas asmáticos.
Bronquitis Crónica: Puede ser causada por la inhalación de irritantes químicos o partículas en el aire.
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC): Relacionada principalmente con la exposición al humo del tabaco, pero también puede ser agravada por exposición ocupacional a agentes irritantes como el humo de leña.
El tratamiento de las enfermedades respiratorias laborales a menudo se centra en controlar los síntomas, mejorar la calidad de vida y detener la progresión de la enfermedad. “Esto puede incluir medicamentos, terapia respiratoria y cambios en el estilo de vida. En algunos casos, la detección temprana y la eliminación de la exposición a los agentes causantes son esenciales para evitar un deterioro adicional”, indica el Dr. Efraín Sánchez Angarita, neumólogo broncoscopista y director del Centro de Investigación Respiratorio (CIR).
El especialista añade que el primer paso para diagnosticar las enfermedades pulmonares relacionadas con el trabajo, luego de entrevistar al paciente, es realizar algunas pruebas para determinar la gravedad de la enfermedad pulmonar, tales como:
Espirometría.- Sirve para evaluar cómo funcionan los pulmones midiendo cuánto aire inhalas, cuando exhalas y con qué rapidez exhalas.
Funcionamiento pulmonar.- Se mide si el aire entra y sale de los pulmones adecuadamente.
Radiografía de tórax.- imágenes para analizar la situación de los pulmones.
Gasometrías.- Se mide la cantidad de dióxido de carbono y oxígeno en sangre.
Tomografías.- Sirve para observar la progresión de una enfermedad y controlar la respuesta al tratamiento.
Broncoscopia, la más precisa
Este procedimiento es una herramienta importante en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades pulmonares y puede proporcionar información valiosa para el cuidado de la salud respiratoria.
“Con la broncoscopia, se pueden diagnosticar problemas en los pulmones, buscar obstrucciones, tomar muestras de tejido y líquido o retirar un cuerpo extraño”, comenta el Dr. Sánchez y añade que “este puede ser un procedimiento ambulatorio o requerir una estancia hospitalaria breve, dependiendo de su propósito y de la necesidad de anestesia local o general”.
La prevención es clave para evitar estas enfermedades. Las medidas de seguridad en el lugar de trabajo deben incluir evaluar y mejorar la exposición ocupacional y realizar exámenes médicos regulares para detectar tempranamente enfermedades respiratorias. El conocimiento es fundamental para abordar este importante problema de salud.
¡CIR: Cuidando tu respiración, Cuidando tu Vida!
Referencias